«Hace años teníamos material trans incluido en el apartado gay del sitio» dijo Colin Allerton, director de desarrollo de negocios del la página porno Adult Empire. «Después de llevar a cabo un “experimento” y trasladar el contenido trans al sitio “hetero” las ventas subieron un 50 % (…) es una de las 10 categorías más populares», declaró.

¿Cómo es que con sólo cambiar de lugar a la categoría trans, esta preferencia creció tanto? Si eso te perece extraño, no creerás lo que es el brojob y cuán común se ha vuelto esta práctica.

El brojob —una alusión al blow job— va desde el sexo oral, el frotamientos con ropa, masturbación con las manos, hasta la penetración por el ano con los dedos, entre dos hombres que se aseguran heterosexuales.

En prisiones, escuelas militarizadas o fraternidades, esta conducta es relativamente común y a nadie le toma por sorpresa. Se pretexta que “no hay mujeres” y que “algo habrá que hacerse” para satisfacer la necesidad innata por el placer sexual. Sin embargo, esta práctica se ha vuelto cotidiana entre hombres que inclusive tienen una pareja estable.

Algunos varones sostienen que no se trata de sexo porque no hay penetración con el pene. Además, afirman que no hay ningún otro tipo de involucramiento entre ellos salvo el intercambio físico. Es decir, no hay besos, abrazos y menos palabras románticas o un “¿te quedas a dormir?” Luego de concluido “el favor” —justo después de llegar a la eyaculación— todo termina.

Este fenómeno, que por supuesto no es nuevo, ha incrementado y en los últimos años se ha vuelto parte de la conducta sexual de millones de hombres a lo largo del mundo. ¿Por qué?

«A veces los hombres se tocan con otros hombres y lo hacen por una serie de razones que no perciben como sexuales», dijo la doctora Jane Ward, autora del libro: Not Gay, Sex between Straight White Men para Queerty.

La especialista, quien es profesora de Estudios de Género y Sexualidad en la Universidad de California Riverside, afirma que estas prácticas no sólo son una señal de homosexualidad, sino una fobia a esta preferencia.

«Una de las principales razones por las que lo hacen, irónicamente, es como una forma de fortalecer su heterosexualidad y expresar su homofobia. Es un “si puedo meter mi dedo en el culo de otro hombre y puedo hacer un gran espectáculo de lo estúpido que creo que es, y cuando he terminado me puedo levantar, todavía soy un hombre hetero, no gay. Ahora soy más heterosexual”».

De acuerdo con la experta, durante toda su vida los hombres sienten la amenaza de ser llamados homosexuales. Reciben un acoso constante desde todos los flancos posibles: la escuela, la familia, los medios de comunicación y el más leve descuido puede “convertirlos” en gays.

Debido a las constantes exigencias de hombría y virilidad, ellos necesitan reafirmar –a como de lugar– que no son homosexuales y, paradójicamente, en el brojob encuentran esa confirmación. Muchas personas perciben esta explicación como una absurda justificación para ocultar su verdadera inclinación: la homosexualidad. Otros piensan que esta actitud habla de un deseo extraviado y algunos afirman que se trata de una manifestación bisexual. No obstante, muchos de los hombres que lo practican afirman que se trata de algo sin importancia, incluso, lo consideran una especie de ‘práctica’ que puede llevarse a cabo aunque tengan pareja.

Juzgar si es verdad o no, no nos corresponde. ¿Quién podría decirle a otro que lo que siente o piensa no es verdad?, ¿cómo poner reglas en el ejercicio y goce del sexo?, ¿de qué forma se puede abordar una crítica sin ser subjetivo e injusto?

Esto se torna aún más arbitrario cuando pensamos en la misma situación en el caso del sexo opuesto. Si una mujer tiene un encuentro sexual con otra, no sólo se considera excitante, también se piensa que ellas no son necesariamente lesbianas. Sin embargo, si un hombre llega a rozarse con otro, el escándalo estalla enseguida y para todo el mundo es obvio que ambos son gays.

Este prejuicio radica en lo que se supone sobre la virilidad y, en gran parte, en el profundo mal de creer que todo gesto no macho debería ser completamente censurable y castigado. Este tipo de “prácticas entre amigos” nos obligan a repensar lo que aseguramos sobre la vida erótica de los varones: sus relaciones, sus recónditos secretos y todo lo que estos implican y significan.

Carolina Romero

Fuente: CLTRACLCTVA

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