Daniel Craig como nunca lo habías visto: despojado de la armadura de James Bond para mostrar la carne vulnerable de William Lee, un hombre que se desangra por heridas que nadie ve pero todos intuyen.
Ficha Técnica: | ![]() | |
Título original: | Queer | |
Dirigida por: | Luca Guadagnino | |
Duración: | 137 min. | |
Nacionalidad: | ITALIA | |
Año: | 2024 | |
Ficha Artística: | ||
Lesley Manville, Jason Schwartzman, Drew Starkey, Daniel Craig |
Sinopsis:
En 1950, William Lee, un expatriado estadounidense en la Ciudad de México, pasa sus días casi completamente solo, excepto por algunos contactos con otros miembros de la pequeña comunidad estadounidense. Su encuentro con Eugene Allerton, un exsoldado expatriado nuevo en la ciudad, le muestra, por primera vez, que puede ser posible establecer una conexión íntima con alguien.

Crítica:
Luca Guadagnino nos arrastra a los bajos fondos de la Ciudad de México de los años 50, pero no ese México color sepia de los recuerdos turísticos, sino ese territorio liminal donde los expatriados norteamericanos beben hasta olvidar que existen, donde el deseo homosexual no es bandera de orgullo sino herida abierta, donde las jeringas y el alcohol son mejores amantes que cualquier persona.

La película que Burroughs hubiera firmado con sangre y semen
Craig entrega una performance visceral, incómoda, a veces hasta repulsiva. Su William Lee es ese hombre que conoces en un bar y que te genera tanto atracción como rechazo. Habla con elegancia de literatura mientras se derrumba por dentro, persigue con obsesión malsana a Eugene Allerton (Drew Starkey), un joven cuyo cuerpo es templo y cuyos ojos son iglesias vacías.

No esperes el romance edulcorado de «Call Me by Your Name»
Aquí no hay duraznos ni pianos de fondo. Hay sexo sudoroso en habitaciones de hotel barato, hay miradas que matan más que balas, hay conversaciones que son juegos de poder disfrazados de seducción. Guadagnino filma los cuerpos no como objetos de deseo sino como territorios en conflicto. La cámara se recrea en la textura de la piel sudorosa, en los músculos tensos, en la manera en que una mano puede acariciar o dominar.

El México de Guadagnino es un escenario onírico y claustrofóbico
Los sets artificiales construidos en Cinecittà crean una Ciudad de México que nunca existió pero que siente más real que cualquier representación realista. Es ese espacio liminal donde lo queer se desarrolla: entre la realidad y el sueño, entre el deseo y el asco, entre la conexión y el uso mutuo.

La secuencia del yagé es trip visual y emocional
Cuando Lee viaja a Sudamérica en busca de la ayahuasca, la película se convierte en un viaje psicodélico que haría envidiar a Cronenberg. Colores distorsionados, sonidos que perforan los tímpanos, una sensación de que el cine mismo está teniendo un mal viaje. No es fácil de digerir, pero ¿acaso lo queer debe ser digerible?

Crudas verdades incómodas
«Queer» muestra lo que muchas películas LGBT+ no se atreven: la soledad dentro de la comunidad, el sexo como transacción, la dificultad de conectar más allá de lo físico, la obsesión como sustituto del amor. Drew Starkey como Eugene es brillante en su ambigüedad: ¿es víctima o depredador? ¿Busca cariño o aprovecha recursos? La película se niega a dar respuestas fáciles.

No es para todos… y eso es su mayor virtud
Si buscas una tarde de entretenimiento ligero, huye. Si prefieres personajes «adorables» con los que identificarte, mejor ve otra cosa. «Queer» es ese espejo incómodo que nos muestra las partes que preferimos ocultar: esa necesidad patética de ser amados, esa capacidad de humillarnos por un poco de atención, esa oscuridad que llevamos dentro.

El cameo de Lesley Manville como Dra. Cotter es de esos momentos que se graban a fuego en la memoria: grotesco, hilarante y perturbador. Una escena que resume toda la película: el humor negro como mecanismo de supervivencia.

En conclusión: Guadagnino ha hecho la película más honestamente queer de su carrera. No por su representación de la homosexualidad, sino por su voluntad de explorar los rincones oscuros del deseo, esos lugares donde normalmente no nos atrevemos a mirar. Una película incómoda, necesaria y profundamente humana en su muestra de lo inhumano que podemos llegar a ser cuando el deseo se convierte en obsesión.
Te va a golpear especialmente la forma en que muestra la soledad dentro de la comunidad – esa que has sentido en bares llenos de gente pero vacíos de conexión auténtica. Eugene te va a generar rechazo y reconocimiento simultáneo: todos hemos sido utilizados o hemos usado a alguien en nombre del deseo.

Prepárate para sentirte incómodo, perturbado, quizás incluso un poco sucio. Pero también con esa rara satisfacción de haber visto algo que no te trata como idiota, que no endulza la realidad, que te muestra el lado oscuro del deseo sin pretextos.
Acuérdate de esta crítica cuando estés ahí, en la oscuridad de la sala, viendo cómo Craig se desmorona frente a ti. Porque «Queer» no es una película que ves – es una película que te sucede. Y como todo lo que realmente importa en el cine, te va a dejar marcas.